Uma seleção de poemas senianos que Mario Rodriguez* primorosamente verteu para o castelhano**.
LOS PARAÍSOS ARTIFICIALES
“EL COLUMPIO”, DE FRAGONARD
MEZQUITA DE CÓRDOBA
EN CRETA, CON EL MINOTAURO
EN LA IGLESIA DE LOS JESUITAS EN LUANDA
En mi tierra, no hay tierra, hay calles;
incluso las colinas son de edificios altos
de renta mucho más alta.
En mi tierra, no hay árboles ni flores.
Las flores, tan escasas, de los jardines cambian cada mes,
y la alcaldía tiene máquinas especialísimas para arrancar los árboles.
El canto de las aves… no hay cantos,
tan solo canarios de 3º piso y loros de 5º.
Y la música del viento es el frío en las casuchas.
En mi tierra, sin embargo, no hay casuchas,
porque todas están en Persia o en China,
o en países inefables.
Mi tierra no es inefable.
La vida de mi tierra es la que es inefable.
Inefable es lo que no puede ser dicho.
3/5/1947
¡Cómo se balancea por los aires en el espacio
entre la arboleda que tiembla y faldas
que lánguidas revolotean indiscretas!
¡Qué piernas se entrevén, y qué más
no ve el que indiscreto se reclina
en el gozo de mostrarse escondido!
¡Qué mirada y qué zapato por los aires,
en la luz difusa como niebla ardiente
del palpitar de entrañas en el follaje!
¡Cómo un jardín se preña de voluptuosidad,
torciéndose en las ramas y en los gestos,
en los dedos que se afilan, y en las sombras!
¡Qué ropas se demoran y constriñen
el sexo y los senos que se agrandan presos,
y adivinados en la malicia tensa!
¡Qué estatuas y qué muros se balancean
en ese vértigo en que las cuerdas son
tan cornuda gracia de un feliz marido!
¡Cómo se balancea, cómo aletea, cómo
es galanteo el gesto con que, obsceno,
el amante se deleita mirando apenas!
¡Cómo él la desviste y cómo ella se resiste
en la mirada que posa oblicua y astuta
sabiendo cuántos encajes hay que rasgar!
¡Cómo en el mundo nada importa más!
Assis, 8/4/1961
Habían sido los fustes de pequeños bosques
que se recortaban en el azul del cielo,
en la cima de las colinas, o a la orilla del agua
reflejándose en ellas como la cristalina
de ninfas ondulación. El embate del tiempo
y de la cristiandad los fulminó. Yacían
tumbados entre la hierba, como sexos
durmiendo en la intrincada greña; o, aún puntudos,
inútiles penetrando sin deseo
la suavidad húmeda de las nubes.
………………………………….Rosáceos,
blancos, irisados, fueron convocados
para la gloria de Alá. De todas partes vinieron,
a rastras, dorso, en carros, convergiendo
hacia la ciudad blanca, atravesando los ríos,
las serranías áridas, las planicies pálidas;
y las lluvias nos lavaban el polvo del tiempo
y de los caminos.
…………………………………..Uno a uno erguidos,
ya de uno a otro los arcos se doblaban,
tan curvamente en herradura, de a dos,
en la intensidad tensa de reunirlos
en floresta inmensa, erguidos y coronados.
Y desde pequeños bosques para, con alados follajes,
ser de los dioses el reposo, o desde
nítidas cercas en triclinios serenos,
vinieron a concentrarse en la penumbra
en que el mihrab a un lado es una estridencia de oro.
De nuevo un techo es lo que sustentan en la viril
seguridad para la que son fustes. Pero un techo tan solo:
de todas partes vinieron, ruinas fulminadas,
soportes dispersos de los dioses y de los hombres,
para alinearse múltiples en la escritura
marmórea y en columnas de la inefable gloria
del nombre que es un techo horizontal
sobre el desierto humano, frío como las lajas,
suave como la brisa que se enrosca en ellos,
cruel como el rayo que los derrumbaría,
y ardiente como el sol que madura
los naranjos del patio.
…………………………………..Vinieron y se quedaron
floresta exacta.
…………………………..Alá partió, dejando la blanca
ciudad a las moscas, al polvo, a las torres donde
duras campanas se tornó la voz
del muezzin cantando en la tarde.
…………………………………..¿Pero
alguien puede partir de tan rígida
viril floresta: dioses traducidos
y congregados para Su gloria?
Araraquara, 7-8/1/1963
I
Nacido en Portugal, de padres portugueses,
y padre de brasileños en Brasil,
seré tal vez norteamericano cuando allá esté.
Coleccionaré nacionalidades como camisas que se quitan,
se usan y se botan, con todo el respeto
debido a la ropa que se viste y que prestó servicio.
Yo soy yo mismo mi patria. La patria
de la que escribo es la lengua en que por casualidad de generaciones
nací. Y la de lo que hago y de que vivo es esta
rabia que tengo de poca humanidad en este mundo
cuando no creo en otro, y solo otro querría que
este mismo fuera. Pero, si un día me olvido de todo,
espero envejecer
tomando café en Creta
con el Minotauro,
bajo la mirada de dioses sin vergüenza.
II
El Minotauro me comprenderá.
Tiene cuernos, como los sabios y los enemigos de la vida.
Es mitad buey y mitad hombre, como todos los hombres.
Violaba y devoraba vírgenes, como todas las bestias.
Hijo de Pasífae, fue hermano de un verso de Racine,
que Valéry, el cretino, consideraba uno de los más bellos de la “langue”.
Hermano también de Ariadna, lo enredaron en un ovillo que lo jodió.
Teseo, el héroe, y, como todos los griegos heroicos, un hijo de puta,
se le rio en el hocico respetable.
El Minotauro me comprenderá, tomará café conmigo, mientras
el sol serenamente desciende sobre el mar, y las sombras,
llenas de ninfas y de efebos desempleados,
se extenderán dulcísimas en las tazas,
como el azúcar que revolveremos con el dedo sucio
de investigar los orígenes de la vida.
III
Es allí donde quiero reencontrarme de haber dejado
la vida por el mundo en pedazos repartida, como decía
aquel pobre diablo que el Minotauro no leyó, porque,
como todo el mundo, no sabe portugués.
Tampoco yo sé griego, según las informaciones más confiables.
Conversaremos en volapük, ya
que ninguno de nosotros lo sabe. El Minotauro
no hablaba griego, no era griego, vivió antes de Grecia,
de toda esta mierda docta que nos cubre hace siglos,
cagada por nuestros esclavos, o por nosotros cuando somos
los esclavos de otros. Durante el café,
nos diremos el uno al otro nuestras desdichas.
IV
Con patrias nos compran y nos venden, a falta
de patrias que se vendan suficientemente caras para que se tenga vergüenza
de no pertenecer a ellas. Ni yo, ni el Minotauro,
tendremos ninguna patria. Apenas el café,
aromático y bien fuerte, no de Arabia ni de Brasil,
de la Fedecam [1], ni de Angola, ni de otra parte. Pero café
a pesar de todo y que yo, con filial ternura,
veré escurrirle de la quijada de buey
hasta las rodillas de hombre que no sabe
de quién heredó, si del padre, si de la madre,
los cuernos retorcidos que le ornan la
noble frente anterior a Atenas, y, quién sabe,
a Palestina, y otros lugares turísticos,
inmensamente patrióticos.
V
En Creta, con el Minotauro,
sin versos y sin vida,
sin patrias y sin espíritu,
sin nada ni nadie,
excepto el dedo sucio,
he de tomar en paz mi café.
5/7/1965
EN LA IGLESIA DE LOS JESUITAS EN LUANDA
Conversa la negra en el rincón en sombra
de la iglesia tan limpia restaurada.
En el suelo sentada y vieja, se abren los brazos
en frases de silencio para el Cristo
que cuelga muerto encima de ella, inmóvil
y silencioso. ¿Qué dirán los dos?
¿Cuál la confusa indecisión que pasa
angustia intimidad de sin [2] lenguas
en esa cabeza antigua de otra raza
y sobre todo de otros dioses que
hablaban por señales aunque claras frases
como las sibilas hechiceros saben?
En la soledad vacía de su espacio
en que de blancos Roma oscureció la luz
emblanquecida de niebla y ardor
de largos ríos, playas sinuosas,
y del altiplano los barrancos duros,
¿qué dios puede inventarse que no sea
dolor de miseria de no ser, de no tener
de padres a hijos el lenguaje libre?
¿Qué libertad pide? ¿Qué muerte desea?
¿Será que enfrente del altar mayor no tiemblan
dentro de la simple losa los huesos de
un Paulo Dias de Novais? ¿De qué imbondeiros [3]
los frutos como ratones colgados
aún le roen un tuétano seco
en el fuego de quemas y de incendios
en que de pueblos solo las cenizas quedan?
Oporto, 24/8/1972
NOTAS:
[1] Federación de Cámaras de Comercio. En portugués “fede” quiere decir “hede”, “apesta”. (N. del T.)
[2] En portugués la palabra “sem” [sin] y la palabra “cem” [cien] son homófonas. El verso original, por tanto, sugiere esos dos sentidos. (N. del T.)
[3] Imbondeiro es el nombre que recibe el árbol baobab (Adansonia digitata) en Angola, donde es considerado un símbolo nacional. A diferencia de baobab –que pasó al francés a partir del árabe–, Imbondeiro viene de la palabra “mbondo”, del Kimbundu, una de las lenguas africanas habladas en Angola. En la novela Predadores del escritor angolano Pepetela, un personaje describe el imbondeiro como “quase árvore sagrada, morada boa para espíritos” [casi un árbol sagrado, buena morada para espíritus]. La forma de los frutos del imbondeiro es comúnmente asociada con la de ratones. (N. del T.)
[*] Mario Rodriguez é Professor da Universidade Federal da Integração Latino-Americana, em Foz do Iguaçu (UNILA), PR.
[**] In: Jorge de Sena. Los trabajos y los días. Una antología. Bogotá: Ediciones Uniandes, 2014.